lunes, 28 de marzo de 2011

cap. 7


Cuándo Diego volvió a despertar ya era de día, no se había percatado, pero en algún momento los disparos habían cesado permitiéndole así descansar unas pocas horas. No sabía si alegrarse o preocuparse por ello. Sara y Pablo ya estaban levantados y José despertaba a su mujer con una caricia en la frente, fue una ironía muy cruel darse los “buenos días”.

-          ¿Habéis conseguido dormir algo?- Dijo Diego.

-          Casi nada…- Dijo José-  a partir de las cuatro empezaron los disparos, parecía una maldita guerra… ¿Qué habrá pasado…?

-          ¡Dios mío…! -  Interrumpió Sara

Su voz no se alzó demasiado, pero trasmitió su evidente preocupación al resto de miembros. Sara estaba mirando por una rendija que quedaba libre en la ventana hacia la calle. Pablo se acercó hasta ella.

-          ¿Qué pasa?- preguntó asomándose y sustituyendo el sitio de su novia.

-          la… la calle… hay de esas cosas ahí afuera… - tartamudeó Sara que había palidecido notoriamente- se… supone que el ejercito había acabado con todo…

Sara rompió a llorar y Pablo fue a tranquilizarla, Diego cruzó una mirada con Pablo que le indicó que la cosa no pintaba bien. Diego se temía lo peor, se apresuró para mirar por el hueco, mientras, José cogía su escopeta de caza y cargaba unos cartuchos.
Diego alcanzó a ver alrededor de nueve o diez infectados tambaleándose por las calles, sin rumbo, muertos. El panorama era desolador, a pesar de que tres de los presentes iban armados Diego no se sentía nada seguro en aquella habitación que más parecía una prisión que una fortaleza, allí parados solo podían esperar a morir.

-          Tenemos que largarnos- dijo Diego apresuradamente- hay que llegar al coche y pirarse de aquí.

-          ¿Cómo vamos a irnos Diego?- replicó Pablo- ¿Tú has mirado por esa ventana? Yo no pienso salir de aquí es una locura

-          No es tan locura- dijo José- ¿Qué vamos a hacer aquí? ¿esperar a que entren? Yo creo que no es mala idea, tenemos tiempo para planear un sitio al que huir, aquí nos vamos a morir de hambre si no nos comen antes.

-          Yo esta noche he estado pensando -dijo Diego-  hay un centro comercial en mi barrio, no está lejos de aquí en coche, tiene garaje y allí dentro tiene que haber agua y alimentos suficientes. Yo digo de salir e intentar no hacer ruido, igual conseguimos llegar al coche sin que nos vean.

-          No me gusta –protestó Pablo- vamos a jugarnos la vida todos si salimos ahí fuera y…

-          Pablo, nos la estamos jugando también aquí dentro- interrumpió Sara cogiéndole la mano.


Todos miraban a Pablo que parecía buscar entre los presentes alguna mirada o algún gesto de complicidad pero se dio cuenta de que nadie le respaldaba. Suspiró y se dio la vuelta para recoger sus cosas.


-          Bueno, vamos a hacerlo bien. En cuánto salgamos por esa puerta nadie habla ni hace ningún ruido, nos mantenemos juntos siempre, en fila india. Pablo o yo delante, José el último vigilando nuestra espalda ¿entendido?


Los presentes asintieron y Diego se sorprendió al oírse hablar de aquella manera, pensó en lo gracioso que resultaba que tuviese que ocurrir todo aquello para al fin hacer algo meditada y prudentemente.

2 comentarios:

  1. Qe tensión!! XDD Seguro que luego pasa algo que les jode los planes. Cuando hablamos de zombies siempre hay muchos contratiempos, ¿por qué será? XDD Espero intrigada al siguiente capítulo ^^

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  2. Estoy temblando de los nervios, soy de imaginación volatil, asi que ya te imaginaras como me tienes, echale ganas...

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