martes, 29 de marzo de 2011

cap. 8

Diego notaba que Pablo estaba enfadado, le miraba como diciendo “ ¿ Y quien ha dicho que tu tomas las decisiones?” Pero él no había impuesto nada, solamente había dado una idea y los demás la habían apoyado.
Cuando llegaron a la puerta que daba a la calle el miedo se palpaba en el ambiente, todos estaban en tensión y Diego notaba cómo temblaban sus piernas, estaba detrás de Pablo que tomaba la primera posición, al tener el las llaves del coche pensaron que sería mejor que fuese en cabeza.
La suerte estaba echada,  Pablo abrió la puerta sigilosamente y salieron al exterior, caminaban agachados, no había mucho camino hasta el coche pero justo cuando llegaron a la carretera oyeron a sus espaldas un disparo producido por la escopeta de José. Casi se mueren del susto, cuándo se dieron la vuelta vieron a una de esas criaturas caer fulminada al suelo con un agujero asombrosamente grande en la cabeza. Al parecer, el monstruo había sido más sigiloso que ellos y había aparecido detrás de José sin que nadie se diera cuenta. Se quedaron petrificados por un momento, aún no estaban acostumbrados a ver esa violencia que hasta ahora solo habían visto en cine, pero un horrible gemido seguido de un gran número de pisadas despertaron a todos de la conmoción. El estruendo del disparo parecía haber alertado a más caníbales y ahora aparecían de todas partes, hasta hace un segundo parecían estar prácticamente solos pero en un suspiro les estaban rodeando. Sara y Esther empezaron a gritar presas del pánico, los monstruos no corrían, más bien andaban apresurados, como si no supiesen correr pero aligeraran su paso, desesperados por llegar más rápido a su presa. El grupo comenzó a correr lo más rápido que podía, José se apresuró para ponerse en cabeza al lado de Pablo y disparar a los que viniesen por delante, que era lo que en verdad preocupaba. En poco tiempo llegaron al coche, exhaustos, cuándo Pablo abrió y miraron atrás ya les tenían cerca, sin disminuir ni un segundo su ritmo, como si no se cansaran.
En cuanto entraron, Pablo pisó a fondo casi derrapando por la calle que daba a la izquierda para evitar la estampida de muertos vivientes que les venía de frente. Efectuando la maniobra se llevó a dos caníbales por delante, uno de ellos quedó pegado a la luna, justo enfrente de Diego, que ocupaba el asiento del copiloto. Dentro del coche la situación se escapó de control, las mujeres lloraban y gritaban desconsoladas, José alzaba la voz pidiendo a su mujer que se tranquilizara, Pablo hacia lo mismo.
Pero en aquel momento Diego era ajeno a todo aquello, su vista no podía apartarse de aquella criatura que había subida al capó del coche y que restregaba su cara ensangrentada intentando morder aún estando el cristal en medio. Sus ojos estaban inyectados en sangre, con un iris de color amarillento que completaba una mirada aterradora, que se clavaba fijamente en los pasajeros del coche. Entonces Diego se convenció definitivamente, no eran humanos. Bueno, al menos no eran humanos vivos o normales.
De repente el coche se escapó de control, Pablo había dado un volantazo accidental en medio de todo el caos que se estaba viviendo en el coche. El vehículo empezó a girar sobre si mismo haciendo que el monstruo saliese despedido, entonces impactaron de frente contra un árbol.
Durante una fracción de segundo todo quedó en silencio, borroso y confuso.

3 comentarios:

  1. Esther tú lo sabias... XD. Estaba cantado que algo iba a joderlo todo, suele pasar, los zombies no dan más que problemas XD.Además si todo les saliese bien a la primera no habría historia jeje. Un beso

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  2. joooooooooo¡¡¡ no les dejas ni una oportunidad... continuo a ver que pasa, pero deberiamos de hacer votaciones ;0)... es una sugerencia

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  3. Y los grupos por mas planes que hagan jamas llegan completos a su meta, siempre los joden los podridos...

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